lunes, 21 de mayo de 2018

Los salarios no se recuperan


Mañana 22 de mayo, los sindicatos han convocado movilizaciones para exigir mejoras salariales, tras subir los sueldos un 0,5% en 2017 y perder el -6,30% de poder adquisitivo desde 2008. La economía lleva 4 años largos creciendo y las empresas ganan ya 100.000 millones más que antes de la crisis, pero los salarios han perdido 10.000 millones. Y ahora, la patronal ofrece subidas del 1,2 al 2%, mientras los sindicatos piden el 3,1%. Es hora de subir más los salarios, tras seis años de sacrificios, no sólo por justicia sino porque ayudaría a la economía y al empleo: las familias podrían consumir más y aumentaría el crecimiento, ahora que lo pueden frenar el petróleo y la subida de tipos. Y además, mejoraría la recaudación fiscal y las cotizaciones, ayudando a pagar las pensiones. Y no perjudicaría a la competitividad de España, porque tenemos salarios un 32% menores que la Europa del euro. Hay que competir con productos, tecnología y calidad, no siendo la China de Europa.


enrique ortega

Hasta finales de abril, los convenios firmados en las empresas han acordado subidas salariales del 1,56%, según los datos del Ministerio de Empleo, en línea con la subida de convenios de 2017 (+1,47%). Pero estos datos no son representativos de lo que están subiendo de verdad los salarios, porque cada vez se firman menos convenios (221 estos 4 primeros meses y 1.703 en todo 2017) y afectan a menos trabajadores (408.381 este año y 3.850.000 trabajadores en 2017, frente a 16 millones de asalariados que hay en España). Y es que la mayoría de empresas, sobre todo pequeñas y medianas, no negocian convenios y hay muchos trabajadores (temporales, por horas, eventuales, becarios, en prácticas...) que están “fuera de convenio”.

Por eso es más representativa la subida salarial que refleja el INE (Estadística) en su Encuesta trimestral de coste laboral. Y los datos son preocupantes: en 2017, con la economía creciendo fuerte (+3,1%), los salarios subieron sólo un 0,5%, la cuarta parte que la inflación media (2%), con lo que perdieron poder adquisitivo (-1,5%). Y en 2016, los costes salariales bajaron incluso el -0,8%, según el INE. Con ello, el coste salarial ordinario (sin cotizaciones ni horas y atrasos) en España fue de 1.641,91 euros en 2017, sólo 64,26 euros más alto que en 2008 (1.577,65 euros), según el INE. Eso significa que contratar ahora a un trabajador ha subido un 4,1% en 10 años (0,41% al año). Pero como en esos años ha subido más la inflación, los salarios de los españoles han perdido un 6,30% de poder adquisitivo desde 2008.

Este es el coste de los salarios medios (1.641,91 euros brutos al mes, unos 1.345 euros netos).Pero hay grandes diferencias según tipo de contrato, antigüedad, edad y sexo (las mujeres ganan un 22,86% menos), así como por sectores: los trabajadores de los servicios (donde trabajan tres de cada cuatro españoles) ganan un 17% menos (1.593 euros) que los de la industria (1.919 euros), según el INE. Y así, el salario medio (bruto) en la hostelería es de 990 euros al mes, en el comercio de 1.425 euros, en la construcción de 1.688 euros, en la industria de 1.919 euros, en la Administración pública de 2019 euros, en las finanzas de 3.068 euros y en la energía de 3.541 euros. Y también hay muchas diferencias regionales: en Extremadura (1.348 euros) y Canarias (1.383 euros), los trabajadores ganan un 30% menos que en el País Vasco (1.915 euros) y Madrid (1.909 euros).

Con estos sueldos, España se aleja aún más de los sueldos europeos. En salario hora, la medida que se utiliza para comparar entre países, los trabajadores españoles cobraban 15,9 euros/hora en 2017, frente a 20,3 euros/hora los trabajadores de la UE-28 y  a los 23,60 euros/hora que cobran los trabajadores de los países euro, según datos recientes de Eurostat. Con ello, España es el país nº 16 con los salarios más bajos de Europa, tras Chipre, Grecia, Portugal, Malta y 11 países del Este. Y nuestros sueldos (15,9 euros/hora) quedan muy lejos de los países con los que competimos: 26,4 euros por hora Alemania (+39,8% más que España), 24,2 euros/hora Francia (+34,3%), 21,3 euros/hora Reino Unido (+25,3%) y los 20,4 euros por hora de Italia (+22%). Y lo peor es que la brecha salarial, la diferencia de sueldos con Europa se ha agravado durante la crisis: si en 2008 era del -14,3% con la UE-28, en 2017 es del 21,66%. Y la diferencia salarial con los países del euro ha pasado del -23.1% en 2008 al 32,6% en 2017, según los datos de Eurostat.

¿Por qué no suben más los salarios? Hay varias razones que lo explican. La principal, el elevado paro: con 3.796.100 parados estimados (EPA 2018), 1 de cada 6 españoles sin trabajo, las empresas tienen mucha mano de obra donde escoger pagando poco. Y como los contratos son muy precarios (el 95% temporales y por horas), pues también están mal pagados. Sobre todo los jóvenes y las mujeres, que tienen los peores sueldos.  Además, la mayoría del empleo se crea en los servicios (el 60% de todo el empleo creado en 2017), donde ya trabajan el 75% de los asalariados y que es el sector peor pagado. Y tampoco ayudan los nuevos empleos low cost, ligados a nuevos negocios y plataformas tecnológicas (Amazon, Deliveroo, Globo, Uber…), que están tirando los sueldos a la baja por su gran poder de contratación. Y por supuesto, han sido claves para tirar a la baja de los salarios dos factores más: la reforma laboral aprobada por el Gobierno Rajoy en 2012 (que daba más poder a los empresarios para fijar sueldos) y el menor poder de los sindicatos, unido a un menor peso laboral de las grandes empresas y un enorme peso de las pymes (99%), con poco “poder de negociación” de los trabajadores.

Ahora, en 2018, los salarios siguen sin recuperarse, aunque la economía siga creciendo. De hecho, la Comisión Europea prevé que los costes laborales en España crezcan el 1,1% este año, el 2º país con menos subida de sueldos de Europa tras Grecia (+0,8%), muy por detrás de la subida de sueldos prevista para la UE-28 (+2,8%), la zona euro (+2,4%) y los países con los que competimos: Alemania (+3,1%), Francia (+2,3%), Italia (+2,1%) e Italia (+2,9%). Eso supondría que los trabajadores españoles volverían a perder poder adquisitivo este año, dado que se espera una inflación media del 1,4 al 1,6%.

Por eso, los sindicatos han dicho ¡basta¡ y se van a movilizar para defender una subida de salarios del 3,1% para 2018 (1,6% para compensar la inflación y 1,5% para compensar la pérdida de poder adquisitivo de 2017). Enfrente, la patronal CEOE se enroca en una subida del 1,2 al 2%, en línea con lo que están subiendo los pocos convenios firmados este año (+1,56%, sólo para 408.381 trabajadores). Y aceptarían añadir otro 1% más ligado a mejoras en la productividad, aunque se niegan a firmar clausulas de revisión ligadas a la subida del IPC, como piden los sindicatos (que no se fían de los precios y menos con el petróleo subiendo). Todo apunta a que otro año más no habrá acuerdo y que las grandes empresas y los sectores que van mejor subirán los sueldos en torno al 1,6% y el resto de pymes mucho menos, con lo que la subida anual rondará el 1%, perdiéndose otra vez poder adquisitivo.

Los salarios deberían subir más, en torno al 3% este año. Primero, por pura justicia. Porque la economía española ha entrado en su 5º año de crecimiento, produce ya más que en 2008 y sin embargo, el reparto del pastel del crecimiento beneficia a las empresas y no a sus trabajadores. Así, los beneficios empresariales aumentaron en 98.680 millones de euros entre 2008 y 2017 (+82.811 millones se han quedado en las empresas y +15.663 millones han ido a sus accionistas, en forma de dividendos) y los salarios totales son hoy 10.214 millones de euros menos que en 2008. Con ello, las empresas han mejorado su trozo del pastel de la renta con la crisis: si en 2008 se llevaban el 41,7%, en 2017 se llevan el 42,5%. Y los trabajadores se llevan menos de la riqueza generada en España: si en 2008 se llevaban el 50,1%, en 2017 han bajado al 47,3%, según el INE (el resto, hasta el 100% de la renta, se lo llevan los impuestos, el 10,3% en 2017).

A lo claro, esto significa que la crisis ha servido para que las empresas ganen más que antes y los trabajadores menos. Y con ello, España es el país nº 12 en Europa con un menor peso de los salarios en la riqueza, según Eurostat: un 47,6% en 2016, muy por detrás de Dinamarca (52,3% de la riqueza se la llevan los salarios), Francia (52%), Alemania (50,8%), Bélgica (49,9%), Reino Unido (49,4%), Eslovenia y Estonia (49,3%), Luxemburgo (49,1%), Finlandia y Holanda (48,4%) y Austria (48,1%).

Pero no sólo es injusto que los salarios no se recuperen y los beneficios empresariales sí. Es que además, con la crisis ha aumentado la desigualdad entre los salarios de los altos directivos y los trabajadores normales: los ejecutivos de las empresas del IBEX ganaron 98 veces lo que sus trabajadores en 2017 (36 veces en 2008), según un detallado estudio de El País. Una media de 5,03 millones al año, sin contar lo guardado para sus pensiones millonarias futuras. Y hay empresas con salarios de altos directivos escandalosos, como Inditex (ganan 445 veces lo que sus empleados), Acciona (356 veces), Abertis (278), Indra (211) y Santander (171 veces).

Por si esto no fuera escandaloso e injusto, veamos otro dato: crecen los trabajadores pobres, los españoles que tienen un trabajo pero aún así son pobres porque su salario es paupérrimo. España es el país europeo con más trabajadores pobres: el 14,8% de los hogares (2,75 millones de familias) tienen alguno de sus miembros bajo el umbral de la pobreza, ganando menos del 50% de los ingresos medios del país, según la OCDE, frente a una media del 8% en Occidente, el 5,9% de hogares con trabajadores pobres en Reino Unido, el 7,1% en Francia o el 3,7% en Alemania, por delante incluso de Grecia (13,1% de trabajadores pobres), Italia (12,2%), Portugal (9%) y todos los países del Este.

Pero los salarios no sólo deberían subir más por justicia sino también porque sería bueno para la economía y los españoles. Y para las empresas. Porque unos trabajadores mejor pagados son trabajadores más motivados, que trabajan mejor. Y los salarios más altos atraen el talento y la creatividad, mejorando la innovación y la productividad de las empresas. Pero además, subir más los salarios mejoraría el consumo y las ventas de las empresas, en definitiva, sus beneficios y su posibilidad de invertir y expandirse. Y en la medida que crezca el consumo, la economía española podría crecer más y crear más empleo, sobre todo en un momento de incertidumbre exterior, por la subida del petróleo (se acerca a los 80 dólares barril, lo que restará 0,7% de aumento al PIB) y la esperada subida de tipos.

Pero además, subir más los salarios permitiría al Estado recaudar más, lo que hace mucha falta para gastar más en empleo, pensiones, educación, sanidad, Dependencia, ayudas sociales, tecnología, infraestructuras y tantas cosas que nos hacen falta. Y ayudaría a tapar el “agujero” de las pensiones (-17.500 millones este año), porque salarios más altos son más cotizaciones para la Seguridad Social. Y permitiría a los jóvenes independizarse, formar una familia y tener hijos, que bastante falta hacen a un país envejecido que pierde población.

El riesgo, señalan algunos, es que subir más los sueldos dificulte a España competir fuera y exportar. Pero recordemos que hay margen, porque los sueldos españoles son un 32% más bajos que los de la Europa del euro, según Eurostat. Y aún así, España ocupa el puesto 34º del mundo en competitividad y somos el 15º país menos competitivo de Europa, por detrás de Suiza (1º), Holanda (4º1), Suecia (7º), Reino Unido (8º), Finlandia (10ª), Noruega (11º), Dinamarca (12º), Austria (18º), Luxemburgo (19º), Bélgica (20º), Francia (22º), Irlanda (24º), Islandia (28º) y República Checa (31º), según el Foro Económico Mundial (2018).

Y es que para ser competitivos no sólo hay que mirar los salarios, sino otros costes y factores. Como los costes de la energía, más altos en España (la luz para la industria es un 21,7% más cara en España que en la UE-28, según datos de Industria), y los costes financieros, también más altos para las empresas españolas. Y a la hora de competir, juegan en nuestra contra el menor tamaño de nuestras empresas (más pymes), la menor industria y el mayor peso de los servicios, la menor innovación y tecnología, la peor formación de los adultos, el coste extra de estar en un extremo de Europa, los mayores desequilibrios regionales y el menor peso de la exportación. Factores todos ellos que lastran más la competitividad que unos sueldos que están a la cola de Europa.

Es hora de que suban más los salarios. Lo dicen muchos expertos y lo pidió en noviembre de 2017  la Comisión Europea, como requisito para “apuntalar la recuperación incompleta de la zona euro”, que por cierto sólo ha crecido un 0,4% este primer trimestre de 2018 (frente al 0,7% los tres trimestres anteriores), según Eurostat. España también ha enfriado algo su crecimiento este 2018 (un 2,9% anual frente al 3,1% de 2017). Haría falta acordar tres medidas. Una, pactar subidas salariales del 3% para los próximos dos años. Dos, subir el salario mínimo más de lo previsto, hasta los 1.000 euros en 2020 (en Alemania y Francia está ya hoy en 1.480 euros). Y tres, aprobar un Plan urgente contra la precariedad laboral, reduciendo los contratos temporales y por horas, que están detrás de muchos sueldos miserables. Y sobre todo, cambiar la mentalidad de las empresas, para que concilien sueldos decentes con beneficios decentes. No vale malpagar a los trabajadores como el camino elegido para conseguir beneficios desmesurados y sueldos escandalosos a los directivos. Urge conseguir un crecimiento más justo.  

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